Tercera presentación en Libertadores y Aurich pagó los platos rotos del hambre de gloria blanquiazul. Puntaje perfecto para una remozada actitud aliancista, el sacrificio el temple y la convicción tiene recompensa y hoy Alianza Lima es denominada “la sensación de la Libertadores” y gana partidos sin atenuantes, gana respeto internacional y gana en moral, fe y amor propio, aunque el libreto dicta humildad y paciencia.
Alianza fue superior en todo en el encuentro y solo se vio en peligro en contadas ocasiones que Libman supo contener. Desde los 6 minutos exigieron al portero Morales y el gol era cuestión de tiempo. A los 41 Fernández puso justicia al marcador con una rara “palomita” que se estrelló con el poste y se anidó en el arco norte para la locura en Matute.
Para el segundo tiempo Aurich tuvo que arriesgar y mando a Manco por derecha y a Zuñiga por izquierda pero Villamarín y Prado estuvieron aplicados en la marca, siempre bien relevados por Sosa y Solis en esa línea de cuatro. La volante íntima estuvo invariablemente equilibrada con el “Patrón” Gonzalez como abanderado, Quinteros aplaudido por su despliegue y redondeando el sistema Jhoel Sánchez y Tragodara enormes en proyección por las bandas y apoyo en la cobertura.
Justamente Tragodara, en premio a su persistente incursión al área rival marcó el 2 a 0 con remate en primera, tras centro del Zorrito que sacó a bailar a los centrales chiclayanos.
Lo demás fue fiesta y alegría, las olas iban y venían; los oles se sumaban y los cambios de José Soto (supliendo a Costas por expulsión) eran pretexto para aplaudir y ovacionar de pie.
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